Un relato de... Nicolás

Era el décimo día de confinamiento. Me desperté, con pereza, pensando que  otra vez iba a tener que sentarme yo solo frente al libro y al ordenador. Pero entonces, vi pasar un pterodáctilo por la ventana y un apatosaurio rompió con su cuello la otra ventana. Asustado, corrí hacia la puerta de salida. Cuando la tiró un stygimoloch, lo esquivé y salí a la calle y me quedé alucinado. Dinosaurios y dinosaurios por todas partes: iguanodons, tiranosaurios, microceratops, anchiceratops… Los dinosaurios no atacaban e intenté tocar uno en concreto, un parasaurolopus. Lo toqué y no pasó nada, así que lo domestiqué. 

CONTINUARÁ.

Nico

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